La Piedra De Molino de Hiysi
Hace mucho tiempo, allá vivían dos hermanos. Un hermano era muy rico y tenía más que suficiente comida para él y para muchos otros. El otro hermano era pobre. El casi no tenía suficiente comida para alimentar a su familia.
El hermano rico era amistoso con los vecinos y estaba dispuesto a compartir, pero él siempre actuaba como si no conociera a su propio hermano.El hermano rico tenía miedo de que si era bueno con su hermano pobre, él iba a querer compartir sus riquezas.
Sin embargo, el hermano pobre nunca pedía nada, si es que podía evitarlo. Pero en la noche antes de una festividad, la esposa del hermano pobre vino donde él y le dijo, “¿Cómo vamos a celebrar esta fiesta? Nosotros no tenemos nada para comer en la casa. Anda donde tu hermano y pídele un poco de carne. Yo lo ví matando su vaca justo el otro día.”
Al hermano pobre no le gustaba la idea de pedir ayuda, pero su esposa insistió y no había nadie más a quien pedirle. El fue a ver a su hermano rico y dijo, “Por favor préstame un poco de carne, hermano, en nuestra casa no tenemos nada para comer en estas fiestas.”
El hermano rico se dio vuelta y le tiró a su pobre hermano una pezuña de vaca. “¡Toma, llévate esto y anda a donde Hiysi!”
El hermano pobre se fue con la pezuña, pensando, “El no me dio la pezuña a mí, sino que es para Hiysi, el Duende de la Madera. Lo mejor será que se lo lleve a él.”
El hermano pobre se dirigió al bosque. En el camino él conoció a algunos leñadores y les preguntó si es que sabían dónde podría encontrar la choza de Hiysi.
“Sigue derecho y nunca te desvíes del camino delante de ti. Este te llevará directamente a su choza. Pero primero debes escucharnos. Si es que Hiysi trata de darte oro o plata a cambio de la pezuña de vaca, no debes aceptar. Pídele su piedra de molino, y nada más.”
El hombre pobre le agradeció a los leñadores por su gentileza y siguió su camino. Nadie sabe exactamente cuánto caminó, pero después de un rato, él eventualmente llegó a la choza de Hiysi, el Duende de la Madera. Hiysi miró al extraño y le preguntó, “¿Qué me has traído?”
El hermano pobre le entregó la pezuña de vaca. El duende estaba fascinado. El no había comido carne en 30 años y se comió la pezuña de vaca entera, muy agradecido.
“Ahora, a mí me gustaría darte algo a cambio por tu regalo. Toma, llévate estas dos manos llenas de plata,” le ofreció Hiysi.
“Yo no quiero nada de plata,” dijo el hombre pobre.
Entonces Hiysi sacó su oro y le ofreció al hombre dos manos llenas.
“Yo tampoco quiero nada de oro. Yo quiero tu piedra de molino.”
“¡Oh, no! Yo no puedo darte la piedra de molino, pero te daré todo el dinero que desees,” contestó Hiysi.
Pero el pobre hombre recordó las atentas palabras de los leñadores. El no iba a aceptar ni oro ni plata, solamente la piedra de molino.
“Ya me comí la pezuña de vaca, y supongo que no hay nada que pueda hacer. Así es que tendrá que ser así, puedes llevarte mi piedra de molino. Pero, ¿Tú sabes qué hacer con ella? Esta no es una piedra de molino cualquiera. Te va a dar lo que tú desees. Todo lo que debes hacer es moler y decir, ‘¡Muele, mi piedra de molino! Y cuando quieras que se detenga, simplemente dile: ‘¡Basta, mi piedra de molino! ¡Y ahora basta contigo!”
El hermano pobre le agradeció a Hiysi y comenzó su larga caminata a casa a través del bosque. Estaba muy oscuro y lluvioso, pero el hombre siguió caminando con el viento golpeándole la cara. Cuando el pobre hombre llegó a su casa la siguiente mañana, su esposa estaba feliz de verlo. Su esposo había estado ausente por un largo tiempo y ella estaba asustada de que tal vez él nunca iba a regresar. El pobre hombre explicó que él había estado en la casa de Hiysi, el Duende de la Madera. El sacó de su bolsa la piedra de molino y dijo, “¡Muele, mi piedra de molino! Entréganos buenas cosas para comer!”
La piedra de molino comenzó a girar y girar. De ella comenzó a caer harina, azúcar, granos, pan, carne y pescado sobre la mesa. La esposa del hombre trajo montones de tazones y de platos para comida. Cuando ella había llenado todo lo que podía con comida, el pobre hombre tocó la piedra de molino y dijo, “¡Basta, mi piedra de molino!”
La piedra de molino se detuvo. La familia del hombre pobre tuvo una fiesta tan buena como cualquier otra persona. Y desde ese día en adelante, ellos tuvieron todo lo que necesitaron. Todos, la esposa, los hijos y el esposo, tuvieron zapatos y ropa nueva y nunca más quisieron nada otra vez.
Un día, el pobre hombre le pidió a la piedra de molino que le moliera una avena para su caballo. La piedra de molino así lo hizo, y el caballo se quedó al lado de la casa, comiendo su avena.
Al mismo tiempo, el hermano rico le había ordenado a uno de sus trabajadores que llevara a sus caballos al lago para que tomaran agua. Mientras el trabajador hacía lo que le habían pedido, el pasó por la casa del hermano pobre. Los caballos que él estaba llevando vieron la avena y se detuvieron para comer un poco. El hermano rico salió a su balcón y le gritó al trabajador, “¡Llévate los caballos de inmediato! ¡Se están comiendo la basura!”
El trabajador llevó los caballos de regreso a su dueño y le dijo, “Usted estaba equivocado, esa no era basura, sino que avena de la mejor. Su hermano tiene avena para sus caballos y muchas otras cosas lindas.”
El hermano rico estaba curioso. ¿Cómo era que su pobre hermano se había convertido de repente en un hombre rico? Así es que fue a visitar a su hermano.
“¿Cómo es que te has convertido en hombre rico de repente?” él preguntó. “¿De dónde han salido todas estas finas cosas?”
El hermano pobre no se guardó nada. Le explicó que él le había llevado la pezuña de vaca a Hiysi y que, a cambio, él le había dado la piedra de molino mágica que le entregaba lo que él deseara.
El hermano rico le pidió ver la piedra de molino. El hermano pobre sacó la piedra de molino y le ordenó que le entregara toda clase de delicias. La piedra de molino, una vez más, comenzó a girar y girar. Ante el asombro del hermano rico, comenzó a entregar tortas, dulces, carnes y vegetales frescos.
“¡Véndeme la piedra de molino!” le rogó el hermano rico. “¡Dime tu precio, simplemente véndemela a mí!”
“No está a la venta” dijo el hermano pobre.
Pero el hermano rico no paraba de insistirle. El decidió que, en lugar de pelear con su hermano, le iba a prestar la piedra de molino por un corto tiempo.
El hermano rico estaba fascinado. El corrió a su casa con la piedra de molino, sin siquiera preguntar cómo pararla cuando ya hubiera terminado de usarla. A la mañana siguiente, el hermano rico se llevó la piedra de molino con él en un bote. El pensó, “en este momento están salando los pescados. La sal es preciosa y yo conseguiré mucho dinero vendiendo sal.”
En medio del mar, el tocó la piedra de molino y dijo, “¡Muele, mi piedra de molino! ¡Necesito sal, y mientras más, mejor!”
La piedra de molino comenzó a girar y girar. De ella salía la más pura y blanca sal que el hermano rico nunca hubiera visto. El hombre rico miraba en deleite y comenzó a contar las ganancias que estaba seguro que tendría en el mercado.
Pero para entonces, el agua había comenzado a entrar al bote, mientras la piedra de molino seguía produciendo más y más sal pesada. A medida que el bote comenzó a hundirse por el peso de la sal, el hermano rico se dio cuenta de la situación. “¡Piedra de molino, deja de moler sal! ¡Deja de moler!” él gritaba. Pero la piedra de molino seguía moliendo, ya que estas no eran las palabras necesarias para pararla. El hermano rico trató de coger la piedra de molino para tirarla fuera del bote, pero parecía como si ésta estuviera pegada al bote, ya que no la podía levantar.
¡Ayúdenme!” gritó el hermano. “¡Que alguien me salve!” Pero no había nadie alrededor que pudiera ayudarlo o salvarlo.
¿Qué le pasó a la piedra de molino? Se dice que aún está en el fondo del mar, girando y girando, haciendo más y más sal. ¡Y, aunque no lo crean, esta es la razón por la que el agua del mar es salada!
Pensando Acerca de Esto
1. Esta historia, igual que la mayoría de historias folklóricas, enseña lecciones. ¿Qué es lo que tú puedes aprender acerca de escuchar de esta historia folklórica? Explica cuál de los personajes enseña esta lección. ¿Qué lección nos puede enseñar esta historia folklórica acerca de preocuparnos de nuestro medio ambiente? Explica tus pensamientos.
2. Haz pareja con alguien de tu clase. Uno de ustedes será un reportero de un noticiario de televisión. El otro será la esposa del hombre pobre. El reportero deberá entrevistar a la esposa acerca de los hechos de los que ella ha sido testigo. Actúa tu entrevista delante de tu clase o grábala en video para que los otros puedan verla.